El Infante Baltasar Carlos. El Pendolero y la sierra de Guadarrama, de fondo.
La mayoría de los retratos ecuestres en los que los Reyes posaron para Velazquez, el paisaje del fondo suele ser imaginario, impreciso, pero no en este.
En este retrato es perfectamente reconocible la Sierra de Guadarrama al fondo, con La Maliciosa y el Cerro de San Pedro enfilados, a la derecha del caballo. Mas importante es ver la Sierra de Hoyo con su Pendiente descendiendo, con el monte del Pendolero cayendo hacia los llanos de El Pardo, entre la parte baja de la crin del cartujano que galopa en la ribera Este del Manzanares, y el borde izquierdo del cuadro.
Felipe IV podría haberse instalado en tantos sitios tan bonitos con su familia, en Doñana, en el Pirineo, en las playas y montes de todo SU Nuevo Mundo, pero fue Madrid y El Pardo el lugar ELEGIDO.
¿Qué atracción tienen estos montes para que el emperador de medio mundo los prefiriese a ningún otro sitio para su recreo?
¿Por qué siempre se retrataban montando a caballo en estos montes, y no merendando, leyendo un libro, pintando o paseando en un carruaje?
¿Alguien duda que estar montado en un caballo en estos montes sea el estado mas elevado que puede alcanzar el ser humano?