Este cartel español anunciaba una bomba de riego “Bloch”, y apareció olvidado en un armario de Pendolero.
Seguro que a Julia Herrera le hubiera gustado ver un jardín como este alrededor de su casa, pero el clima, la falta de agua, la guerra y otras calamidades del XX retrasaron unas décadas la consecución de ese objetivo.
Sí llego a haber en Pendolero lilas abundantes que se distribuían por los jarrones de la casa, aromatizándola. Una acacia casi centenaria, un original acerolo y las encinas naturales fueron los únicos supervivientes a la funesta década de los treinta.
En 1985 se volvió a invertir a fondo en riego, plantas y otras mejoras de jardinería. Porque, ahora a la jardinería le llaman paisajismo, pero el paisaje en Pendolero no es mejorable.
La señora que pasea su gran danés con sombrilla sigue las tendencias de aquella “Belle Epoque”, aunque le falta llevar capota, en vez del parasol.